viernes, 29 de abril de 2011

¿De qué manera la utilización de un paradigma sociocultural ayuda al diseño de actividades pedagógicas mediadas por tecnología digital, así como a la evaluación de dichas actividades y de las políticas institucionales y educativas que las sustentan?

El compromiso mutuo según Wenger (2001) se refiere a que los miembros de una comunidad de práctica se comprometen en una misma actividad que tienen en común y es negociada. Una comunidad de práctica es un grupo de personas con los mismos intereses que comparten experiencias, conocimientos e información entres sí para aprender unos de otros, se desarrollan en forma profesional y personal, normalmente comparten un objetivo especifico. Una comunidad de práctica puede existir a través del internet, el cual se convierte en un núcleo muy fuerte en relaciones interpersonales y por lo tano están expuestos a tener problemas entre ellos, siendo esto un desafío  y a la vez un reto el tratar evitarlos o resolverlos.
Es parte del compromiso mutuo intercambiar datos personales que permitan una mejor comunicación y que hace tomar una actitud de responsabilidad el estar en contacto, estos datos pueden ser el correo electrónico, teléfono, el nombre de usuario de redes sociales, entre otros, ya que el uso de las TIC desde la perspectiva sociocultural favorece el surgimiento de las comunidades virtuales según lo considera Fernández (2009) mediante las cuales los miembros mantienen comunicación, intercambian información y socializan.
Ya no es necesario que las personas que forman parte de una comunidad de práctica vivan en el mismo lugar tomando en cuenta lo que comenta Alanís (2007) acerca de la capacidad de comunicación y socialización que permite la tecnología, la gente decide vivir donde más le convenga sin tener que preocuparse por el transporte, esto lo sustituyen las actividades electrónicas.
El rol del profesor tiene un papel muy importante, su participación es de ser moderador y guía para los alumnos, les proporciona objetivos, instrucciones, retroalimentaciones de sus aportaciones y mantiene una constante comunicación y apoyo para los mismos. “La acción del profesor es concebida como guía y facilitador de procesos, que como un transmisor de conocimientos” (Heredia y Romero en Lozano y Burgos, 2007). Es parte del  paradigma sociocultural utilizar el trabajo colaborativo como una técnica de aprendizaje ya que permite que se desarrolle el andamiaje el cual es definido como “una forma de asistencia por parte del adulto que permite a un niños o principiante resolver un problema, llevar a cabo una tarea o alcanzar una meta que estarían más allá de los intentos que pudiera hacer por sí solo.” (Wood y otros en  Daniels, 2003).
 Newman en Fernández (2009) considera que el uso de las TIC permite al alumno apropiarse del conocimiento y desarrollar habilidades asociadas a la participación social a través de la computadora. Las TIC permiten la globalidad al mundo de la información, facilitan la comunicación a nivel mundial y eliminan barreras de tiempo y espacio, se implementan en los sistemas educativos permitiendo el uso de computadoras en el aula para que los alumnos adquieran aprendizajes a través de programas educativos específicos, así mismo las TIC favorecen la educación a distancia permitiendo la información y el autoestudio, la comunicación llega muy rápido a los estudiantes y a los profesores, las TIC son consideradas como una innovación dentro del ámbito educativo, Alanís (2010)  se refiere como una innovación a algo que no se había visto antes o no se había considerado útil hasta que se implementa.
Se requieren de estrategias didácticas innovadoras para que los alumnos aprendan a trabajar de forma colaborativa y que los maestros utilicen instrumentos para identificar los estilos de aprendizaje de sus alumnos y a su vez el dominio de las TIC, se requiere dedicar tiempo y esfuerzo, estar al pendiente de los alumnos y retroalimentarlos de forma continua. (Heredia y Romero en Lozano y Burgos, 2007). Es responsabilidad del profesor  apoyar y responder oportunamente las inquietudes de los alumnos como lo mencionan  Kerres y de Witt en Lozano y Burgos (2007) para lograr en ellos aprendizajes significativos y para favorecer la participación activa.
Senge en López (2010) considera a las redes sociales como facilitadores del desarrollo de las comunidades de aprendizaje, son un claro ejemplo de innovación. Se promueven las TIC gracias al uso de redes sociales como Facebook y Twetter  que permiten el trabajo en grupos, se abren foros de discusión, debates e incluso se pueden dar asesorías en línea. Estas redes sociales son consideradas como recursos didácticos para lograr aprendizajes entre los alumnos a través de la participación y la información que se transmiten unos con otros en trabajo colaborativo y con la guía y ayuda de los profesores. Wenger en Muñoz (2008) considera que pueden emerger comunidades  en donde se desarrolla el conocimiento según el contexto de las organizaciones, que los alumnos se apropian del conocimiento, lo practican, lo crean, lo acumulan y lo difunden, hacen de la información un aprendizaje significativo. Es parte de una comunidad de práctica que los alumnos participen con responsabilidad y compromiso en el uso de estas herramientas.
Las prácticas de socialización según Lacasa (2002) ayudan a que los estudiantes y profesores puedan mantener una relación educativa entre personas desconocidas, el profesor modela la conducta  para lograr ser parte de una empresa conjunta.
Para el uso de plataformas y otros medios de comunicación se recomienda según  la lectura Wegerif (1998) que se propicie una amena interacción entre los miembros de equipo de trabajo, que las actividades sean interactivas y de interés, que se incluyan  actividades de socialización entre compañeros y  profesores, entre otras.
Según  Daniels (2003) el aprendizaje situado se adquiere por miembros de una comunidad en un contexto determinado, la cognición distribuida se adquiere mediante  la participación social con otros. “Lo interpersonal precede a lo intrapersonal” (Vygotsky en Daniels, 2003). Para el logro de objetivos se da a través de la interacción educativa mediante el instrumento de mediación.
La tecnología pone al alcance de los estudiantes recursos y materiales de gran utilidad para el proceso enseñanza-aprendizaje como la radio interactiva, la cual Burgos (2007) la considera como un medio instruccional que ofrece diseñar ambientes educativos a través de la interacción social, activa el estímulo auditivo mientras se logra el conocimiento a través de la comunicación y el proceso de retroalimentación.
La tecnología móvil e inalámbrica como las computadoras y agendas personales, los teléfonos inteligentes, los reproductores de audio y/o video digital, entre otros dispositivos más en el ámbito educativo, han permitido una nueva modalidad de Aprendizaje Móvil con el apoyo de las TIC como el Internet y las redes de telefonía celular.
Gracias a la radio educativa y a los dispositivos móviles los alumnos adquieren habilidades cognitivas y tecnológicas a través del empleo del trabajo colaborativo, los docentes deben diseñar estrategias y actividades que permitan el uso de los mismos  para lograr aprendizajes significativos además de aprender a utilizarlos.
Referencias:
Alanís González, M. (2007). ¿Hacia dónde nos dirigimos? Evolución de la tecnología y sus efectos en las organizaciones. En A. Lozano Rodríguez, & J. V. Burgos Aguilar, Tecnología Educativa en un Modelo de Educación a Distancia Centrado en la Persona (págs. 107-123). México: Limusa.
Alanís González, M. (2010). Gestión de la introducción de la innovación tecnológica en educación. En V. Burgos Aguilar, & A. Lozano Rodríguez, Tecnología educativa y redes de aprendizaje de colaboración (págs. 37-48). México: Trillas.
Burgos Aguilar, J. V. (2007). El reto de la radio interactiva y la tutoría virtual. En Lozano Rodríguez, A. y Burgos Aguilar, J. V., Tecnología Educativa en un Modelo de Educación a Distancia Centrado en la Persona (págs. 241-276). México: Limusa.
Daniels, H. (2003). Vygotsky y la Pedagogía. Barcelona: Paidós.
Fernández-Cárdenas, J. M. (2009a). Las tecnologías de la información y la comunicación desde la perspectiva de la psicología de la educación. (J. Arévalo Zamudio, & G. Rodríguez Blanco, Edits.) México, Distrito Federal, México: Secretaría de Educación Pública/Dirección General de Materiales Educativos.
Heredia Escorza, Y., & Romero Murguía, M. E. (2007). Un nuevo modelo educativo centrado en la persona: compromisos y realidades. En A. Lozano Rodríguez, & J. V. Burgos Aguilar, Tecnología Educativa en un Modelo de Educación a Distancia Centrado en la Persona (págs. 53-75). México: Limusa.
Lacasa, P. (2002). Cultura y Desarrollo. En P. Herranz Ibarra, & P. Sierra García, Cultura y Desarrollo (págs. 17-50). Madrid: UNED.
López Falconi, J. E. (2010). Comunidades de prácticas de valor para el aprendizaje organizacional. En Burgos Aguilar, V. & Lozano Rodríguez, A. (Comp.). Tecnología educativa y redes de aprendizaje de colaboración. Distrito Federal, México: Trillas.
Mortera Gutiérrez, F. J. (2007). El aprendizaje híbrido o combinado (Blended Learning): Acompañamiento tecnológico en las aulas del siglo XXI. En A. Lozano Rodríguez, & J. V. Burgos Aguilar, Tecnología Educativa en un Modelo de Educación a Distancia Centrado en la Persona (págs. 125-156). México: Limusa.
Muñoz Sheridan, A. (2008). Factores implicados en la conformación de redes escolares con el soporte de un portal educativo: Un enfoque de comunidades de práctica docente. En Fernández-Cárdenas, J. M. & Carrión-Carranza, C., Escenarios virtuales y comunidades de práctica. La participación docente en la Red de Escuelas Asociadas a la UNESCO (págs. 95-115). Monterrey: Comité Regional Norte de cooperación con la UNESCO.
Wenger, E. (2001). Comunidades de Practica: Aprendizaje, Significado e Identidad. Barcelona: Paidós. En Burgos Aguilar, V. & A. Lozano Rodríguez (Comp.). Tecnología educativa y redes de aprendizaje de colaboración. Distrito Federal, México: Trillas.
Wegerif, R. (1998). The social dimension of asynchronous learning networks. Journal od Asynchronous Learning Networks, 2(1), 16.